lunes, 23 de febrero de 2009

Sesión 6 (20-feb-2009) [Crónica de Abel]





Para empezar decir simplemente que esta sesión ha sido un poco caótica.
En general ha sido una sesión un tanto caótica. Veníamos todos muy alterados, con el cuerpo cargado de ritmo carnavalesco y eso se notó con creces. Pobre Daura intentando controlar a una panda de chalados que no paraban de reírse por todo.
No estaba Darío, una pena, ya que este corte rompe un poco la progresión de trabajo que llevábamos, pero Daura lo suplementó con creces.
Si la semana pasada fue Viernes 13, en esta sesión Daura nos metió el miedo que no pasamos en dicha sesión. Tras unos ejercicios de expresión corporal de sentimientos en los que el agua nos llegaba al cuello, pisábamos orines y barro, arena que nos ardía irremediablemente bajo los pies, placas de hielo asesinas… en fin que seguro que más de uno sufrió pesadillas por la noche.
Una vez entrados en calor, pese al frio del agua, realizamos un ejercicio de comunicación corporal en que a algunos se les había acabado el champú y otros querían unos pantalones (los que faltasteis no sabréis que significa esto y no lo pienso explicar, así nos preguntáis por la sesión) con algunos tacos de por medio incluidos y es que se notaba la vena teatrera, que no teatral, de más de uno.
Tras un desfile de lágrimas, gritos, saltos de alegría y vómitos de asco (digno de los Oscars, por cierto) realizamos una serie de equilibrios grupales como si de gimnastas artísticos nos tratásemos e imitando e incluso mejorando a Gervasio Deferr y ejercicios de confianza con ojos cerrados, en donde se demostró que más de uno no volverá a confiar en un compañero… no digo nada.
Para terminar y por no extender mucho esto, la acatarrada y enfebrecida Daura, nos separó en dos grupos de trabajo, quienes tuvimos que conformar una composición escénica con todo lo trabajado en el día.

Qué decir de los resultados… ni las mismas chirigotas de Cádiz (meto la cuñita de los carnavales) se pueden comparar con lo que salió… Una mezcla entre un cuadro de Picasso o de Juan Miró y los perores sketch’s de Martes y trece. Para que mentir, hicimos lo que nos salió de las narices y el resultado fue totalmente incomprensible para los dos grupos. En nuestra defensa cabe destacar el poco tiempo que tuvimos para montar la escena.
Dicho todo esto, nos lo pasamos muy bien, nos divertimos mucho y nos fuimos con unas cuantas risas con las que empezar la fiesta de carnaval, aunque alguno después de gesticular toda la sesión no necesitó máscara para disfrazarse por la noche.
Un saludo a todos. Vuestro reportero más dicharachero.



[Nota de Daura: A pesar que "desde dentro" se viviera un caos absoluto, tengo que decir que "desde fuera" se logró por lo menos una parte del resultado que yo perseguía, así que me doy por satisfecha. Tengo que decir que no somos un grupo de teatro y sin embargo había momentos en los que no tenían nada que envidiar a los que sí lo son. Es increíble el potencial que tienen y explotan cada día en la sala. Ojalá todos los caos fueran como el viernes pasado.]

lunes, 16 de febrero de 2009

Sesión 5 (13-feb-2009) [Crónica de Abel]

Viernes 13, día terrorífico donde los haya. El día en que las tinieblas invaden el mundo de los vivos, el día en que estrenan la vigésima parte de la trepidante y sangrienta película de Viernes 13 (si, tras una peli por año sigue habiendo gente que va a verlas…), el día en que un grupo de estudiantes se reúnen en una sala de unos sótanos, en una universidad apartada de la mano de Dios para…reírnos y pasar un buen rato. De haber sido en los united estates hubiésemos muerto seguro, pero como esto es España la cosa fue más agradable.
Entrando ya en temario, continuamos con la ponencia de Darío, ese hombre que nos enseña a improvisar en escena.

La sesión se inició con un par de incorporaciones nuevas de compañeros que no estuvieron en la última sesión. Con ellos practicamos algunos ejercicios de lo que se podría denominar como calentamiento escénico, ya practicados en la sesión anterior.
Tras comprobar nuestra coordinación óculo-manual mediante lanzamientos y recepciones de pelotitas, descubrimos que a estas alturas de la vida aún no nos habíamos aprendido los nombres de nuestros compañeros.

Estos ejercicios centrados en la atención y la escucha nos sirvieron para, principalmente, reírnos como niños y comprobar que no es tan fácil prestar la debida atención a un estímulo determinado como es el grito de nuestro nombre o una pelota imaginaria que rebota contra una pared de frontón.
Bueno, pues cuando ya no podíamos contenernos más de la risa pasamos a lo gordo, a lo creativo, a la escenificación con público.

Como en la clase anterior, en grupos de cinco y delante del público, debíamos realizar diferentes movimientos corporales, previamente pautados, al compás de una música que nunca sabíamos qué ritmo iba a llevar.
La escucha, el comportamiento kinestésico, la duración y la velocidad de los movimientos eran las reglas para trabajar con dichos movimientos.
La diferencia radica en que en esta sesión podíamos desplazarnos por un carril imaginario hacia el público e incluso posteriormente dar la espalda al mismo, pudiendo crear efectos realmente llamativos.

Las primeras representaciones, por llamarlo de alguna forma, salieron muy bien, pero nos faltaba repetición y constancia en algunos momentos, factores que poco a poco fuimos puliendo hasta crear una composición con la que todo el mundo quedo gratamente impresionado. Con una simple pauta de movimientos y unos compañeros a los que apenas podíamos ver, lográbamos coordinarnos entre nosotros y con la música, crear patrones de movimiento y seguirlos a través de aceptar las sugerencias motrices de nuestros compañeros o de proponerlas nosotros.
En definitiva, y para no extenderme mucho, solamente decir que estoy deseando continuar con estas clases, continuar con risas y continuar interactuando y conociendo a nuestros compañeros como sin duda lo estamos logrando gracias a ese hombre que nos grita cosas raras mientras actuamos y a Angi que coge apuntes como si estuviese en clase de anatomía….
Un Viernes 13 sin Jason ni Freddy, pero con unos cuantos monstruos del movimiento que transforman los gritos en risas.

lunes, 9 de febrero de 2009

Sesión 4 (6-feb-2009) [Crónica de Estela]


La primera sesión del año nos guardaba una sorpresa, Darío, que tras las presentaciones oportunas comenzó a contarnos que es lo que íbamos a hacer durante el tiempo que va a estar con nosotros. Lo primero en lo que se basa el método es en la IMPROVISACIÓN en grupos de cinco personas. Sentí casi miedo al oír esa palabra, interactuar con cuatro compañeros sin saber lo que va a hacer cada uno parece difícil, pero podía resultar divertido. Los siguientes conceptos parecían facilitar las cosas, la escucha, la atención y por supuesto mantener la concentración. La sesión prometía y tras “unos minutos” de charla nos pusimos en marcha. Lo primero, empezar a fijar la atención en distintos puntos mientras nos movíamos por el espacio, ya fueran los ojos de un compañero o un punto en la pared y empezamos a jugar entre nosotros con las miradas, con las distancias y con los movimientos siguiendo las pautas que marcaba Darío, pero siempre sin saber que harían nuestros compañeros. Quizá esa incertidumbre es la que lo hacía más divertido.


Seguimos trabajando también con la concentración y la escucha, todos nos movíamos pero si alguien decidía pararse todos debíamos hacerlo. Al principio nos costó bastante, pero poco a poco fuimos avanzando hasta llegar a hacerlo casi de inmediato. Empezábamos a escucharnos.

Más tarde vino el momento más divertido. Se requería de la máxima concentración, y nos costó bastante mantenerla. Todos en círculo debíamos pasarnos una ola de energía. Hasta hay fue bien. Metimos cambios de sentido, y no fue mal. Pero después vinieron los saltos de compañeros y los saltos de compañero con cambio de sentido, y llegó el caos... y las carcajadas. Había momentos en los que estábamos realmente perdidos, pero felices. Al final lo conseguimos (más o menos, que nadie es perfecto).


Ya teníamos la concentración y la atención pero nos faltaba profundizar un poco más en la escucha y la presencia escénica. Para ello empezamos, en grupos de cinco y frente a un público, por adoptar distintos grados de tensión muscular. Y volvieron las risas. Después, con la misma estructura de grupo y continuando con las pautas que nos iban marcando debíamos mantener a dos de los cinco integrantes del grupo en cuclillas y los otros de pie y todos con la mirada al frente. Parecía fácil, sólo había que ver quien se movía e intentar cumplir la norma, pero desde fuera se veía que realmente no siempre lo conseguíamos, y es curioso el cambio de visión que tienes de estar dentro del ejercicio o ser espectador. Poco a poco fuimos cogiendo esa escucha y en los ejercicios sucesivos fuimos mejorando. Para terminar trabajamos en grupos con la música y cuatro o cinco posiciones (y alguna más como aportación de un miembro de uno de los grupos). Ahora teníamos que prestar atención a la música, a nuestra posición y la de nuestros compañeros, a los cambios, a la mirada y la voz de Darío sin perder en ningún momento la concentración.

Después del movimiento, la risa, la escucha y la improvisación estamos deseando que llegue ya el próximo día para seguir trabajando y avanzando en este método nuevo para nosotros.